Recorrer el cañón de Olhadubie implica asumir uno de los descensos más grandes del Pirineo. Las enormes dimensiones de sus paredes, tapizadas por un paisaje vegetal primitivo, apenas permiten que los rayos de sol penetren, creando un espectáculo de luces y sombras único. Un descenso técnico, exigente, y en ocasiones sobrecogedor; y una experiencia de barranquismo excepcional.